A próposito de la semana que concluyó las siguientes líneas escritas hace un año:
Estructurado cual triller político/policiaco/gore por excelencia, con los recursos propios de un Hollywood que recicla, moldea y acomoda, La Pasión de Cristo (Mel Gibson, EU 2004) la más reciente adaptación del clímax bíblico que va desde la detención, el juicio y crucifixión de Cristo, llega hoy a las pantallas nacionales. Pero también –ocho días antes- La última tentación de Cristo (Martín Scorsese. EU 1988) llegó a corrida comercial con un halo de censura luego de que lo más recalcitrante de la derecha mexicana la prohibiera en su tiempo. Afortunadamente la incipiente piratería de aquel entonces permitió que la apreciáramos cual DVD (claro en VHS)... situación que no ocurrió con La pasión de Gibson que semanas antes de su estreno, con tan solo 20 pesos la encontrábamos en el metro, en las calles, con los ambulantes, en Tepito... hasta en 10. La cinta dirigida por quien se diera fama al interpretar a Mad Max el guerrero de la carretera, no es otra cosa que la "representación fiel” -los judíos no opinan lo mismo, incluso líderes religiosos la califican de antisemita por aquello de la maldición que pesa sobre sus hijos y los hijos de sus hijos y que pareciera recalcarse aquí- de las últimas doce horas -sin escapar al flashback- en la vida del Hijo de Dios (Jim Caviezel), que traicionado por Judas (Luca Lionello) es entregado a los fariseos, quienes lo llevarán ante Poncio Pilato (Hristo Shopov) para luego ser condenado a morir en la cruz.
Para muchos esta película es un castigo que Gibson hace al espectador respecto a la violencia explícita que se aprecia en pantalla, sin embargo y siguiendo los lineamientos de la parafernalia gringa, no es otra cosa que un acercamiento a la tortura, al ejercicio del poder y de la fe que los católicos han escuchado y practican “por los siglos de los siglos”, pero ahora de una forma visual tan explícita y gráfica que a más de uno espantará sobre todo por la tendencia neogore que el director impregna a veinticuatro cuadros por segundo. Así que sea usted testigo del martirio de Cristo en una película que primero fue avalada por el Vaticano aunque posteriormente se desdijo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario